La tradición de este objeto navideño surgió en Alemania en el siglo XIX, en donde los niños encendían una vela durante cuatro domingos antes de la llegada de la Nochebuena, usándolas como cuenta atrás. Originalmente, no solía contener ningún objeto ni regalo y además, tenía una relación directa con la religión, ya que su principal función era preparar la celebración del nacimiento de Cristo.

El calendario de adviento tiene una mecánica especial, cada uno de ellos cuenta con 24 casillas, en donde se suelen depositar una sorpresa, que debería ser uno por día, cada uno tiene su número, en cuenta regresiva hasta llegar a la fecha especial.

Muchas marcas populares, ansiosas por participar en la festividad, lanzan durante esta época un calendario de este estilo, en el que suelen incluir dentro de cada uno de los recuadros alguna sorpresa relacionada con los productos que ofrecen. Aunque muchas veces, en lugar de abordar la cuenta regresiva de manera convencional, suelen ofrecer entre 5 y 10 regalos sorpresa, una decisión estratégica para hacerlos más accesibles para los consumidores.

Los calendarios de adviento encapsulan el espíritu navideño, recordándonos que, incluso en la simplicidad de un pequeño regalo diario, la magia de las fiestas siempre encuentra su camino hacia nuestros corazones.