Para 1811, aumentaron las incursiones de naves realistas desde el puerto de Montevideo contra las costas del Paraná, por lo que el Triunvirato encargó a Manuel Belgrano ir a Villa de la Virgen del Rosario de los Arroyos, con el Regimiento Nº 5. Allí decidió instalar un fuerte en las barrancas del Paraná llamado “Libertad”.

Por aquel entonces los soldados patriotas seguían usando distintivos rojos pese a luchar contra los españoles. Para evitar confusiones, Belgrano solicitó y obtuvo permiso para que usaran una escarapela celeste y blanca.

El 27 de febrero de 1812, Belgrano inauguró una segunda batería, a la que llamó “Independencia” e hizo formar a sus tropas frente a una bandera celeste y blanca, que había cosido doña María Catalina Echeverría, para jurarle fidelidad.

Al enterarse, el Triunvirato que no estaba tan convencido de radicalizar sus acciones contra España, le ordenó a Belgrano que depusiera su actitud, aunque recién se enteraría muchos meses después. Mientras tanto, ya había izado la bandera en dos oportunidades y la había hecho bendecir en Jujuy.

Al recibir el oficio diciendo que no podía usar esa bandera y que debía utilizar la realista nuevamente, Belgrano combatió en Tucumán sin insignia.

Sin embargo, en octubre de 1812 cuando cae el Primer Triunvirato y asume el segundo, bajo la influencia de San Martín y la Sociedad Patriótica dirigida por Bernardo de Monteagudo, se impulsó nuevamente la guerra revolucionaria y avaló lo hecho por Belgrano.

Posteriormente, el Congreso de Tucumán oficializó la bandera en julio de 1816, y reivindicó la actuación patriótica del prócer.

El 20 de junio de 1957 se inauguró el monumento en homenaje a nuestra bandera y a su creador, en Rosario, en el lugar donde Belgrano la hizo flamear por primera vez.