¿Por qué sentimos que temperatura baja tras la lluvia?
Tras una lluvia, el descenso de temperatura puede ser notable.
Este enfriamiento del ambiente tiene explicaciones científicas basadas en la termodinámica y la interacción del agua con el aire que nos rodea.
Cuando el vapor de agua se convierte en líquido, se libera calor al ambiente, un proceso conocido como cambio de estado. Durante la lluvia, este proceso se manifiesta de dos maneras. Primero, el agua que cae desde las nubes es fría y, al entrar en contacto con los objetos en tierra, los enfría por simple equilibrio térmico. Segundo, el agua puede volver a evaporarse, absorbiendo calor del entorno y contribuyendo a una notable disminución de la temperatura del aire.
En verano, la llegada de grandes gotas de lluvia marca un cambio perceptible en la temperatura. Las primeras gotas suelen ser las más grandes, provenientes de nubes convectivas, conocidas por el fenómeno de calentamiento diferencial, que generan chubascos intensos. Estas gotas, al caer a gran velocidad, tienen menos probabilidades de evaporarse antes de tocar el suelo, lo que intensifica el enfriamiento. Este efecto contrasta con las lluvias suaves de nubes estratiformes, que se caracterizan por su forma y cómo se desarrollan en la atmósfera, donde las gotas más pequeñas suelen evaporarse antes de llegar a tierra, resultando en un enfriamiento menos notorio.
Las primeras gotas de lluvia, al llegar a un aire seco, pueden evaporarse rápidamente, un proceso que requiere energía y provoca un enfriamiento del entorno. Esta energía es tomada del aire circundante, lo que intensifica la sensación de frescor. Además, en eventos de lluvia convectiva, este enfriamiento puede extenderse como un frente de racha, afectando el ambiente incluso antes de que la lluvia comience a caer.
Asimismo, se debe distinguir entre las lluvias intensas y breves en días calurosos. Las lluvias intensas pueden provocar un descenso notable de temperatura, mientras que las lluvias cortas en calor extremo solo ofrecen un alivio temporal, con una bajada mínima de temperatura. En estos casos, el aumento de la humedad relativa puede crear una sensación de bochorno, a pesar del pequeño descenso en la temperatura