1. Es una experiencia emocional. Además de promover su capacidad de comprensión y vocabulario, ayuda a gestionar emociones y poder poner en palabras los sentimientos.

2. Es una ventana abierta a la consolidación de vínculos. Cuando son pequeños es una manera de garantizar tiempo de calidad con sus cuidadores o adultos significativos

3. Alienta la imaginación y la creatividad. Acerca a universos lejanos y distantes, además de ofrecerles múltiples posibilidades de desarrollo.

4. Porque hay tantos niños diferentes como posibilidad de lectura. Un libro puede abrirle un mundo de intereses hasta ese momento desconocidos, al mismo tiempo que sirve para validar su propia experiencia: un deseo, un miedo, un desafío

5. Un libro dura mucho más que lo que dura el libro. Los ecos de las historias que nos han atravesado de niñes, constituyen mucho más que una experiencia infantil. Leer desde niños es una actividad cognitiva que además conforma nuestros espacios de sensibilidad.

Mucho de lo que leemos se activará de adultos y saldrá de ese arcón de los recuerdos para auxiliarnos o simplemente para abrazarnos. Puede ser un clásico, uno ilustrado, uno que recuerdes de tus propios días como niño. Lo importante es la posibilidad de crear y sostener el hábito de lectura.

Porque leer es un juego que nos dura para siempre.