Pero hagamos un parate e intentemos asimilar las novedades de a poco. Por el momento, y quizás por lo que le quede de popularidad las viejas redes sociales conservaran sus nombres: Facebook e Instagram.

Meta, que remitirá a la empresa matriz, busca por un lado establecer un cambio y alejarse así de la mala prensa de los últimos años debido a las filtraciones y fallas de seguridad acarreadas por Facebook.

En otra instancia busca además dar cuenta de los nuevos proyectos, que en palabras de uno de sus fundadores, Marck Zuckerberg, llevará un desarrollo de no menos de 10 o 15 años.

La compañía sostiene que el metaverso será la próxima evolución en la forma en que usamos internet. Según escribió Zuckerberg: “En ese futuro podrás teletransportarte instantáneamente como un holograma para estar en la oficina sin tener que desplazarte, en un concierto con amigos o en la sala de tus padres para ponerte al día”.

Este nuevo universo digital invita a transformar nuestras experiencias online, no como un mero entorno virtual, sino como un espacio tridimensional al que se puede acceder de varias formas.

En esta línea vienen trabajando hace algunos años. Meta (anteriormente Facebook) ya es dueño de la empresa que fabrica cascos de realidad virtual Oculus, además de haber lanzado, durante el 2020, versiones experimentales de dos proyectos de metaverso: Horizon World (permite que los amigos se reúnan virtualmente) y Horizon Workrooms (permite reuniones de trabajo virtuales).

Un universo de posibilidades parece abrirse y lo que, hasta hace algunas décadas, parecía ciencia ficción podría concretarse en el corto plazo en nuestra vida cotidiana.

¿Estamos preparados para este nuevo paso?
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