Hacia un té bajo en carbono
Son variados los tipos de té y sus propiedades. Ahora la industria vuelve sus ojos hacia el futuro: los tés bajos en carbono.
La posibilidad de desarrollar un té bajo o neutro en carbono ha ido ganando terreno progresivamente en los últimos años, desde que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Academia China de Ciencias Agrícolas llevaron a cabo un proyecto piloto iniciado en 2017. La colaboración se centró en tres zonas distintas de cultivo de té del país, con miras a delinear directrices para producir té bajo o neutro en carbono.
Los proyectos piloto se implementados en provincias del sur y este de China para calcular las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por la producción de té y a evaluar el potencial de mitigación y de fijación de carbono. Existían pocos antecedentes de investigaciones para examinar la huella de carbono de la cadena de valor completa del té, desde el cultivo de las plantas de té hasta el hervido de agua para la preparación de la infusión.
Se plantearon una serie de posibles medidas, como utilizar paja y estiércol en el proceso de cultivo del té, mejorar el uso de fertilizantes, plantar árboles para proporcionar más sombra, introducir prácticas de multicultivo y utilizar más energía renovable. Se exploró también lo que se necesitaría para repetir el modelo en otros países y se investigaron posibles métodos de certificación del té bajo o neutro en carbono. La labor realizada ya ha contribuido a sentar algunas de las bases del proceso de certificación que se está delineando en China, el mayor país productor y consumidor de té, con una cuota del 47 % de la producción mundial.
Por un lado, el procesamiento o marchitamiento de las hojas de té requiere gran cantidad de energía, al igual que el calentamiento de agua para la obtención de la bebida final. Por otro lado, el té no necesita rotación de cultivos. En consecuencia, los expertos de la FAO coinciden en que esto lo convierte en uno de los productos más adecuados con los que avanzar hacia una producción baja en carbono.
El té es, no obstante, un cultivo muy vulnerable al cambio climático. Esto significa que tanto los aspectos del proyecto relacionados con la adaptación al cambio climático como los relacionados con la mitigación de sus efectos son igualmente importantes. Por consiguiente, el proyecto piloto se dedicó a examinar soluciones como la creación de variedades de té resistentes al estrés climático y la mejora del riego y de los sistemas de alerta temprana en caso de condiciones meteorológicas extremas.
Para los cultivadores de té, todo esto promete mejores soluciones a la vulnerabilidad de sus cultivos frente a las temperaturas extremas y precipitaciones erráticas, así como la perspectiva de mejores precios para un producto que se ajuste a los nuevos estándares. Esta perspectiva pone de relieve el papel del té en la transformación de los sistemas agroalimentarios y en la apertura del camino hacia mejores medios de vida para millones de personas que dependen de este producto.
FUENTE: https://www.ambientum.com/ambientum/cambio-climatico/hacia-un-te-bajo-en-carbono.asp
FOTO : https://www.ambientum.com/ambientum/cambio-climatico/hacia-un-te-bajo-en-carbono.asp
- por Rocio Gallardo