El vino argentino es reconocido, gracias a estos trabajadores incansables, como un icono cultural nacional que comprende el desarrollo económico y aprovecha la amplia diversidad del suelo local para la producción de una bebida reconocida en todo el mundo.

Se estableció oficialmente el 1 de febrero de 1991 en el departamento de San Rafael, provincia de Mendoza,  Argentina a través de la firma de un acta que decreta feriado para todo el personal vitivinícola bajo el artículo 26 del apartado 154/91 y se dispuso con el fin de homenajear a cada trabajador del sector.

En el país existen más de 900 bodegas y, si se habla de `símbolo´ mundial, Argentina se ubica como uno de los países embajadores ya que, a donde vayas, vas a poder encontrar un vino argentino en las góndolas de los supermercados de otras partes del mundo. Se cree que las ventajas que encubren las producciones de vino nacional están dadas por el suelo y la diversidad de climas que permite cultivar una variedad de cepas para elaborar una amplia gama de vinos, para todos los gustos.

Se reconoce como trabajadores vitivinícolas a las personas que llevan adelante tareas dentro de los viñedos, se encargan de la siembra, cuidan la cosecha, elaboran los vinos, mantienen las fábricas, distribuyen la bebida, entre otras tareas.

Las variedades de uvas que se cultivan en el país son, en su mayoría, de origen europeo y cada cepa va mejor dependiendo la región y cada elemento que hacen al terrior (suelo, clima, topografía) y, por supuesto, a la forma en que se vinifica. Resulta tan determinante el terruño que en algunas regiones, ciertas cepas, alcanzan un potencial único como sucede con el Malbec en la provincia de Mendoza o el Torrontés en Salta.

Reconocer cada uva es un arte y según la cepa es el vino que se elabora: Malbec, Cabernet Sauvignon, Merlot, Cabernet Franc, Petit Verdot, Chardonnay, Torrontés, Semillón, Viognier.

¿Cuál es tu vino preferido?

Fuentes: eldestapeweb / bodegasbianchi

Foto: vecteezy.com