El maíz es un cereal presente en muchos de los alimentos que consumimos a diario. Pero seguro que no te imaginabas que también sirve como elemento de juego para uno de los tantos deportes alternativos o exóticos -al menos en esta parte del planeta- que forman parte de nuestro listado.

El Cornhole (maíz-hoyo) nació en Estados Unidos en el año 1883. Es muy fácil de explicar: se trata de arrojar bolsitas rellenas de maíz hacia el tablero de tu oponente, intentando embocarlas en un agujero.

Una partida se juega a 3 sets (a 15 o 21 puntos según la competencia) y los participantes se ubican enfrentados. Cada uno defiende un tablero, situado a 8,20 mts de distancia uno del otro.

El tablero de madera tiene 1,20 mts de largo por 60 cm de ancho, y un agujero en la parte superior cuyo perímetro se situa a 23 cm del borde. El tablero está inclinado, ya que se apoya sobre un sostén en la parte alta que ubica el extremo más alto a 30 cm del suelo.

Se puede jugar individual o dobles. Cada jugador lanza por turno 4 sacos (de color rojo o azul) y si el saco ingresa en el hoyo, suma 3 puntos. Si solamente queda sobre el tablero, suma 1. Al arrojarse los 4 sacos de maíz, se suman los puntos obtenidos por cada uno y continúa el set hasta que uno de los jugadores alcance los puntos necesarios .

La American Cornhole es la entidad que regula este deporte, que comenzó simplemente como un juego pero hoy cuenta con torneos en los que hay importantes sumas de dinero como premio. En nuestro país, se encuentran tableros y bolsas de Cornhole en algunas cervecerias, a modo de pasatiempo.