Enrique Finochietto, digno de admiración
Referente de la medicina mundial, que con su inventiva, supo dejar su legado para la posteridad
Lejos de ser solo el nombre de un sanatorio de Recoleta o una calle que recorre los barrios de Barracas y Parque Patricios, fue un referente de la medicina mundial, que con su inventiva, supo dejar su legado para la posteridad.
Un 17 de Febrero de 1948 falleció el médico y cirujano argentino Enrique Finochietto, a los 66 años, con más de 50 de experiencia en el arte de curar.
Con tan solo 16, dio sus primeros pasos en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, creciendo profesionalmente bajo la tutela de un referente de la época, Alejandro Posadas.
Sus constantes viajes educativos por Europa, su ayuda a los heridos de la Primera Guerra Mundial y principalmente la sana costumbre de no conformarse con lo establecido en los libros, le valieron miles de elogios y galardones mundiales, como la Legión de Honor en Francia y dos medallas al mérito.
Gracias a su estudio de dibujo, diseñó y construyó los instrumentos necesarios para llevar adelante nuevas técnicas en operaciones de tórax, estómago, intestino y duodeno. Estas herramientas, que llevan su rúbrica, se siguen usando en la actualidad en todo el mundo.
Médico, cirujano, docente, investigador, inventor y muchos otros títulos se le pueden aplicar a este “Profesor Honorario” de la UBA, que guarda junto con la inmortalidad de su legado, la admiración profesional de sus compatriotas, y de todo el mundo.
FUENTE IMAGEN: historiahoy.com.ar
- por Ricardo Douna