La dismorfia de la selfie: un nuevo trastorno que impacta en nuestros jóvenes
La dismorfia de la selfie es un trastorno que afecta en el autoestima y en el modo directo en que la persona se percibe a sí misma, en comparación con otras.
Este nuevo concepto se ha popularizado como consecuencia del impacto que las redes sociales tienen en las personas, especialmente en los jóvenes y adolescentes que son atravesados por estas nuevas tecnologías en la base de la propia construcción de su identidad. El uso y abuso de los filtros lleva al usuario a desconocer su imagen real.
El trastorno dismórfico corporal afecta al 2% de la población. En su mayoría afecta a las mujeres y con el uso de los filtros de Instagram esto se agravó. Las últimas estadísticas indican que 1 de cada 3 personas se vio perjudicada aún más por los problemas de imagen.
Según una investigación, ha aumentado el número de pacientes que acuden a las consultas de los cirujanos plásticos pidiendo parecerse a las fotografías que publicaban de sí mismos en redes sociales después de aplicar varios filtros.
Asumir este trastorno es algo difícil de reconocer. Sin embargo, existen ciertas características comunes entre quienes padecen la dismorfia de la selfie: se muestran inseguros, tienen baja autoestima, alteran sus rasgos con maquillaje y suelen mirarse compulsivamente en el espejo. También pueden tener hábitos de aseo e higiene excesivos o conductas evasivas, como cancelar citas.
Las redes sociales pueden ser un gran punto de conexión entre los seres humanos, nos ayudan a achicar distancias y nos permiten interactuar con realidades distintas. Pero basar nuestros vínculos en las percepciones superficiales que de ellas se desprenden nos exponen a grandes riesgos, especialmente sobre nuestra salud mental.