Una dieta variada y equilibrada, con un perfil saludable y que aporte los nutrientes necesarios, es fundamental para el normal funcionamiento del cerebro, según apunta Francisco Pita, miembro del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).

Ana Isabel Cabrero Serrador, nutricionista del Centro Massanamente de Psicología y Nutrición y becaria del Colegio de Dietistas-Nutricionistas de Castilla y León (CODINUCyL), afirma que un estudio de 2.116 alumnos encontró que aquellos con hábitos alimentarios saludables les iba mejor en escuela.

Los productos alimenticios que ocupan los primeros lugares.

Pita señaló que debido a que estos nutrientes son cruciales para el sistema nervioso y la capacidad de la red neuronal para transmitir señales, su ausencia “condicionaría la memoria y la función cerebral normal”. El experto proporcionó los siguientes ejemplos.

Los ácidos grasos poliinsaturados: Los ácidos alfa-linolénico y linoleico, dos tipos de ácidos grasos omega 3 y 6, son ejemplos de ácidos grasos esenciales. Desempeñan un papel especial en el desarrollo de las membranas celulares así como en la regulación de funciones celulares específicas. Según Pita, el omega 6 se puede encontrar en las nueces y los aceites vegetales, y el omega 3 se puede encontrar en el pescado azul. El DHA, un nutriente crucial para el desarrollo del cerebro durante el embarazo y la infancia que mejora la función neuronal, forma estructuras y previene el deterioro cognitivo, debe destacarse como uno de los ácidos omega 3.

Glucosinolatos: El repollo blanco y morado, el brócoli, la coliflor, el berro y las coles de Bruselas se encuentran entre los alimentos ricos en glucosinolatos. Se metabolizan para producir isotiocianatos, que disminuyen el estrés oxidativo y reducen el riesgo de enfermedades neurodegenerativas.

Vitaminas A, C y E: Las tres vitaminas, junto con el selenio, son nutrientes antioxidantes que previenen la formación de radicales libres, que dañan tejidos como las membranas celulares. El experto Pita afirma que los alimentos que contienen vitamina A, como la zanahoria y la calabaza, y vitamina E, como el aceite de oliva, las nueces, los aguacates y el pescado azul. Según Cabrero, “se encontró una asociación significativa entre las concentraciones plasmáticas de vitamina C y el rendimiento” en las áreas de atención, concentración, memoria de trabajo, rapidez en la toma de decisiones, memoria diferida y total y reconocimiento. En términos generales, los alimentos ricos en esta vitamina incluyen el kiwi, la papaya, la naranja, la mandarina, la toronja, los chiles rojos y verdes y el limón.

Zinc: Se encuentra en una amplia variedad de alimentos, incluyendo ostras, mejillones, semillas de sésamo, avena, semillas de calabaza y girasol, lentejas, harina de trigo integral, garbanzos y almendras. Es una sustancia biológica que desempeña un papel fisiológico esencial en el sistema nervioso central. La deficiencia de zinc sugiere la degeneración y el deterioro cognitivo provocados por el aumento de la muerte neuronal y la disminución del aprendizaje y la memoria.

Hidratos de carbono: Pita enfatizó que si no consumimos al menos 50 gramos de carbohidratos por día (idealmente 100-130 gramos), el cuerpo “sintetiza cuerpos cetónicos para suministrar energía a las células”. La condición a largo plazo conocida como cetosis se caracteriza por cambios de humor, irritabilidad y dificultad para concentrarse.

Datos: Tn.com.ar