Organizarse, un hábito saludable
Cuando hablamos de optimizar la calidad de vida pensamos en incorporar nuevas prácticas o afirmar ciertos hábitos ya incorporados
Solemos focalizarnos en la alimentación y la actividad física y luego, inevitablemente, aparece el problema de la organización como factor determinante. Cómo organizarse y qué tener en cuenta para sentirnos mejor y producir esquemas que nos permitan ordenarnos.
A la hora de modificar nuestra rutina y calidad de alimentación surgen dos problemas iniciales: tiempo y dinero. Reemplazar la comida express al alcance de cualquier App por los platos “hechos en casa” requieren de una planificación y de organización al momento de comprar. Según la Licenciada en Nutrición Melany Carlovich (MN 8102), “muchas veces se va al supermercado y se eligen alimentos que ya vienen listos para consumir, que si bien permiten ahorrar tiempo, suelen ser mucho más caros no sólo en cuanto a lo económico, sino también para la salud ya que aportan mucha energía que viene de grasas y azúcares, además de sodio y conservantes por demás”.
Al respecto, la Licenciada dio algunos consejos que pueden ayudar a una mejor organización:
● Ir al supermercado con una lista. Armarla mirando la heladera y alacena para comprar las cosas que realmente son necesarias.
● Evitar ir al supermercado luego de muchas horas sin comer y con hambre, ya que eso genera que uno se llene de tentaciones que difícilmente puedas evitar comprar.
● Tener una casa segura, no comprar galletitas, snacks, bebidas azucaradas en exceso. Por supuesto que se pueden consumir pero que sea en alguna ocasión especial. En su lugar, recomendamos comprar frutas, verduras y productos naturales.
● Elegir frutas y verduras de estación. Suelen estar más baratas y su vida útil es más larga.
● Lavar bien y cortar la fruta y la verdura. Guardarla en la heladera lista para consumir, así estará disponible en todo momento. Si no se consumirán en el día, y son para consumir en la semana elegir las que están un poco más inmaduras así duran un poco más.
● Visitar el mayorista y comprar en cantidad las cosas que se consumen con más frecuencia (No comprar muchos productos de consumo esporádico para evitar su desperdicio).
● Elegir alimentos versátiles. Es decir, aquellos que puedan ser combinados de más de una forma para hacer diferentes comidas. Por ejemplo, si se compra un zapallo grande: se puede hervir, guardar en la heladera y luego consumirlo en tartas, ensaladas, puré, soufflé, darle un golpe de horno y hacer milanesas, medallones, calabaza rellena. Por otra parte, el arroz se puede consumir como guarnición hacer diferentes salteados, timbales, etcétera. Las legumbres, en ensalada, guisos, hamburguesas.
● Cuando se tenga o quiera hacerse un rato para cocinar, hay que aprovecharlo al máximo. Cocinar porciones de más y guardarlas para la vianda del mediodía. Aprovechar que se va a estar en la cocina y dejar cocinando algo que no requiera el 100% de atención Por ejemplo, colocar una carne en el horno, hervir verduras, legumbres, arroz. Si se precisa cortar o picar un alimento para una comida específica, cortar un poco demás y guardarlo en bandejitas en el freezer.
● Guardar en la heladera lo que se vaya a consumir esa semana y el resto (siempre que se pueda) en el freezer.
● Armar un menú semanal/mensual. No es necesario cumplirlo al pie de la letra pero ayudará a aprovechar mejor el tiempo y los ingredientes que se tengan listos para cocinar. Elegir recetas fáciles y prácticas para no desmotivarse.
Fuente: Infobae
- por Ornela Toledo