¿Por qué le dicen así?: “Millonario” a River
En la historia del fútbol argentino, pocos clubes han dejado una huella tan profunda y duradera como el Club Atlético River Plate.
Además de su éxito en el terreno de juego, River ha forjado una identidad poderosa que lo distingue dentro y fuera de las canchas. Uno de los apodos más icónicos asociados al equipo es el de “Millonario”, un mote que ha perdurado con el pasar de los años y que tiene sus raíces en los impactantes fichajes que el club realizó en los primeros años del profesionalismo.
El apodo se originó en la década del ’30, específicamente a partir de una serie de fichajes que marcaron un antes y un después en la historia de River y del fútbol argentino. En 1931, el conjunto de la banda roja sorprendió a todo el país al contratar a Carlos “Barullo” Peucelle desde Sportivo Buenos Aires por la asombrosa suma de 10.000 pesos, una cifra impactante para la época. Sin embargo, ese fue solo el comienzo de una racha de contrataciones millonarias que definirían al club. Apenas un año después, River rompió todos los récords al pagar 35.000 pesos por Bernabé Ferreyra, un delantero estrella que llegaba desde Tigre luego convertir 47 goles en 50 partidos.
La política de grandes desembolsos continuó en los años siguientes, con fichajes de alto costo como el del arquero Ángel Bossio, adquirido por 30.000 pesos, y otros jugadores clave como José María Minella y Juan Arrillaga. Estas operaciones, inéditas en el fútbol de aquellos tiempos, posicionaron a River como un club que no temía gastar para armar equipos competitivos y talentosos. Así, la prensa y los aficionados comenzaron a llamar al equipo “el Millonario”, un apodo que reflejaba la capacidad del club para realizar fichajes de gran magnitud.
En conclusión, que se le diga “el Millonario” a River no solo se debe a los grandes gastos realizados a la hora de incorporar jugadores, sino que también se convirtió en una parte integral de su identidad. Este apodo, nacido de una serie de fichajes sin precedentes, sigue siendo un símbolo de grandeza y ambición para un club que, a lo largo de su historia, ha mantenido su estatus como uno de los más poderosos y exitosos de Argentina y el mundo.